domingo, 23 de agosto de 2015

Vietnam: diario de viaje (XIII)

Voy a resumir muchísimo el día de hoy porque tengo muchísimas fotos y porque ya estoy muy cansado. Hemos desayunado fuerte en el hotel y hemos hecho un día de paseo exhaustivo por la zona centro de Hoi An. Lo hemos visto todo y, siento ser así de sincero, hemos acabado hasta los cojones porque todo el mundo nos ha querido vender algo. Si vienes a Hoi An prepárate porque al turista le "atacan" a cada paso: "tengo agua fría", "entra y mira mi tienda", "te alquilo una moto" o "una bici", "taxi", "compra", "compra", "hola amigo, español? Real Madrid!" (¡Vaya tela!)

Ha habido un momento divertido pues mientras bordaban el nombre de mi madre en un regalo nos han dado una clase de vietnamita a cambio de una clase de español. A este ajetreo y la tensión que vas acumulando uno cuando le atosigan para que compre hay que añadir que hoy ha sido el día más caluroso que hemos pasado en Vietnam. Tengo un reloj con termómetro y me lo he tenido que quitar de la muñeca y lo he atado en la cintura. A las 10 de la mañana ha marcado 38 ºC y durante casi todo el día hemos rondado los 40 ºC, 2 arriba, 2 abajo. Al medio día nos hemos tenido que refugiar en un bar (con WIFI) y hemos comido y bebido algo... y bueno, lo que decía, andar por las calles (cinco o seis) y ver todo lo que se puede ver, que no es poco, y acabar de comprar pijadas y detalles para la familia y amigos. Dejo un puñado de fotos de este día:
 
 
 
 
 
 
 
 

 

 
 
A la que volvíamos al hotel nos hemos pasado por la sastrería y creo que el traje me va a quedar espectacular, además le hemos dado otra clase de español, con papel y boli, a un grupo de dependientas que, estoy seguro, mañana sabrán decir: "hola", "hola qué tal", "Entre, siéntense", "agua", "traje", "por favor", "gracias", "Cómo te llamas", "Adios", "hasta luego" y alguna cosa más. Ha sido entretenido.
 
Las mujeres vietnamitas son súper inteligentes y observadoras y mejor le iría a este país si tuvieran ellas el control y no los hombres, que suelen estar en el bar o de paseo... En fin, que no me quería enrollar y se me va el santo al cielo.

Hemos cenado y dado otro paseo por el centro y nos hemos vuelto pronto al hotel a descansar y escribir un rato. 
 
 
 
 
 
He abierto una cerveza bien fría de la nevera del minibar (que ya está calentorra) y me he quedado a gusto escribiendo y resumiendo todo lo que acabas de leer mientras Gema veía un poco la tele (un programa de TVE, Alaska y Segura creo) y se ha quedado dormida.

A mi cerveza le queda un trago y a lo que escribo, por hoy nada mas, así que un punto y final.

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