Ricardo ha hecho varias salidas a Pirineos con Andrea y tengo entendido que aquello está precioso ¿Cómo iban a estar si no los Pirineos? ¡Preciosos!
Juan (yo) ha tenido una lesión que le ha tenido jodido mucho tiempo; epitrocleitis, una tendinitis en el codo con efectos extraños como adormecimiento y dolor constante en los dedos y la palma de la mano, un puto coñazo. Aún sigo sin escalar por prudencia pero no he dejado de "pasear" y el otro día hice una ascensión al Almanzor en solitario que hoy quiero documentar. Esta ascensión tiene un significado claro, necesitaba un día de total desconexión porque me he cambiado de trabajo. También hay varias dedicatorias pero las pondré al final de este relato.
Miércoles 03 de Noviembre.
Daban buen tiempo en toda España, hay un anticiclón dominando la península y se prevén cielos despejados y vientos flojos. ¿Qué mejor forma para desconectar que un buen pateo por Gredos? Llamé el día antes al refugio Elola y me dijeron que no habría casi gente y que el teimpo era bueno pero que había nieve desde la laguna grande y que en la cima del Almanzor hacían falta crampones y piolet.
Amanece en casa de Juanito a las 5 y media de la mañana. Me visto rápidamente, cojo mi macuto previamente preparado y salgo pitando rumbo a Gredos... Llego a las 7:50 a la plataforma, estaba casi vacía, tan solo hay tres coches y hace un rato que ha amanecido pero aún no ilumina mucho el sol, me pongo las botas, me preparo, cierro el coche, saludo a dos extremeños que se estaban preparando y comienzo a andar.
No hace mucho frío pero al poco tiempo empiuezo a pisar nieve y antes de empezar a descender hacia la laguna grande la nieve en las zonas de sombras está competamnete helada. En esa zona adelanto a un grupo de tres personas, tres jubilados que se merecen una mención especial pues estoy deseando jubilarme para poder hacer lo que ellos una vez por semana o dos y casi sin gente.
Estoy solo, no hay nadie delante mío ni detrás, hace mucho frío pero es agradable, voy en camiseta (térmica) y tan solo se oyen los trozos de roca y hielo que van cayendo por culpa del sol que en las alturas lo calienta lo derrite y lo deja a merced de la gravedad. Pequeños derrumbes y aludes rodean y envuelven el crepitar de mis pasos y el sonido de mi respiración y al adentrarme en la portilla del crampón siento miedo y respeto y me pongo el casco. Hago bien pues son muchas las piedrecitas y trocitos de hielo que caen aquí y allá y ante tal panorama hago uso de todas mis fuerzas, aprieto el ritmo al máximo o más, y llego al final de la portilla en una carrera. Sigo solo, más solo que antes incluso, pero las vistas y el silencio de la música del sol la roca y el hielo al medio día llenan mi cabeza y estoy tranquilo. El panorama es peligroso, tanto como aquella vez que nos dimos la vuelta pero mucho mas tranquilo, sin viento... Solo la inclinación, la roca, yo y el hielo... Y cerca nuestro un bonito y despejado cielo.
Subo, sigo subiendo. ¿Por qué iba a darme la vuelta hoy si no tenía ningún tipo de presión a mi alrededor? Buen tiempo, nadie aturdiéndome, ni presionándome ni infundiéndome miedo. Paso a paso y patada a patada clavo mis crampones en el hielo y voy superando muchos metros hasta encontrarme ante lo que yo suponía que era el pasillo final de ascenso que por lo visto algunos llaman "el corredor oscuro". Es un corredor y es oscuro y en aquellos momentos estaba totalmente congelado. Una capa de cinco o diez centímetros en algunas zonas cubre casi todas las rocas de este último corredor que separa mis ultimos metros de la cima del Almanzor.
Me aproximo, me aventuro paso a paso hacia estas escaleras heladas ue me van obligando cada vez más a trepar. En un momento dado no puedo seguir con el piolet en la mano pues la trepada se convierte en escalada y me engancho el piolet entre la mchila y la espalda. Escalo, era un paso fácil pero arriesgado. Poco a poco cada paso, cada movimiento, es más comprometido. Un resbalón ahora podría significar un gran susto o una desgracia y llego a un punto en el que, joder, no me atrevo. Demasiado riesgo, es tan solo un salto y confiar en que mis manos, sin guantes, encontrarán algo a lo que agarrarse ahí arriba. No puedo arriesgarme. Fabrico un escalón en el hielo pero no sirve de nada... No. No puedo arriesgar tanto, rodearé y si hace falta, por mucho que me joda, me voy.
Volver atrás estando a mitad de este callejón no es fácil, un salto y de cuclillas una destrepada... Y vuelvo a estar al principio... Sigo rodeando el pico a ver si mas adelante hay suerte... Encuentro un hito que me alienta y mas adelante hay otro pero estoy agotado y en uno de mis pasos noto como mis cuadriceps están deseando montarse y joderme el día. No puedo estirar a tope las piernas. Dolor!
Estoy en un hito, a unos veinte metros de la cima, al sol muy a gusto, y decido tomar un descanso pues es algo más de medio día y voy sobrado de tiempo. Sigo solo, hago alguna foto. Me zampo un plátano. ¡Joder, estaba hambriento! y después otro. Bebo... Me grabo un pequeño video con mi cámara y al ir a guardar la cámara oigo un ruído encima mio.
¡Mierda! Veo claramente como una placa de hielo que hay en la roca mas alta que diviso se rompe y un trozo del tamaño de una mesa de terraza de bar cae directamente hacia mi. Rebota en una roca a mitad de camino y yo reacciono y salto para protegerme junto a una roca a mi derecha, me acurruco y espero.
¡Plaf! Me golpea en el casco y en la espalda y se parte en dos por la mitad. He tenido suerte. Mucha suerte. Me duele, tengo un bulto casi en el culo pero podría haber sido peor, si no hubiera llevado casco quizá no lo estaría contando ahora... Quien sabe, prefiero no pensarlo pero desde luego nunca saldré por ahí sin mi casco. No gracias.
Después de tanta vuelta oigo como sube alguien y les veo asomar por el final de la portilla del crampón. Les saludo y les guío hasta el principio del corredor oscuro (hubieran llegado ellos solos pero les despista mi posición pues estoy un poco lejos... y al ver que no estoy solo y sobrepasado el susto decido continuar. subo y trepo y me veo de nuevo sobre el corredor oscuro pero un poco mas arriba, justo por encima del paso que no me atreví a dar. Salto, con dos cojones, sobre la superficide de hilo a la que debería haber llegado y me veo ante una ultima trepada. Hacia la cima del almanzor un hielo insuperable tal y como estaba y hacia la izquierda, hacia la segunda cima, una trepada que bien podría ser un cuarto de escalada deportiva pero de tan solo tres o cuatro metros. Subo, por oposición, utilizando dos grietas verticales y llego a la segunda cima. Estoy un metro o dos por debajo de la cima del almanzor pero ya me siento en la cima. Doy un rodeo y no consigo llegar. Desde mi posición animo a los extremeños a continuar pero el panorama es peligroso y tan solo llegan a la segunda cima. Despues de muchas vueltas y habiéndo ellos empezado a bajar encuentro un camino que me lleva al hueco entre las dos cimas y ya, en cuatro pasos, hasta la cima del Almanzor. ¡Cima!
Como has leído ha sido duro y peligroso pero la cima me regala unas preciosas vistas en una calma acojonante. No sopla casi viento para estar donde estoy. Se está muy a gusto y hago alguna foto y grabo tambien un pequeño video donde dedico la cima a mis antiguos compañeros de trabajo (¡os echo de menos gentuza!) a mi amigo y compañero de aventuras Richard y a su chica Andrea, a Gema porque me gustaría que conociera el placer y el sufrimiento de aventuras como ésta y también a todos mis amigos y familiares a los que me gustaría tener en ese momento junto a mi. Me acuerdo de las Crises, Jorge y RuFLeX con quien ya llegué hasta allí en Octubre de 2009, de mi dentista Luis con quien llegué hasta el Monte perdido, de Jimy, de Buyi, de Guri, de Javi y... bueno, de todos aquellos con los que he compartido aventuras de montaña y de escalada.
Hago memoria durante un rato y me siento mas vivo y también mas solo que nunca. Cambiar de casa y de trabajo supone un cambio radical en mi vida y en ese momento soy totalmente consciente de ello. Siento nostalgia pero también siento alegría. Hago un par de llamadas a quienes más quiero oír y con quienes más quiero compartir ese momento y les cuento el miedo que tengo pues tengo que destrepar ese tramo que tanto me ha costado subir y ya se sabe que la mayoría de los accidentes en montaña son en el descenso... Y al contárselo me hago consciente del peligro y siento miedo.
Pero no puedo dejar que el miedo me detenga. Cojo aire, puede que me sienta mas vivo que nunca y no voy a dejar que un poco de hielo me detenga. Paso a paso y destrepada a destrepada llego a la repisa a la que tano me costó llegar antes. Desde ahí decido saltar a la repisa de mas abajo, en vez de destrepar y me sorprende mi destreza. Sin perder la cabeza, sin confiarme demasiado pero sin miedo y sin dudas vuelvo a saltar y a destrepar hasta verme, seguro, en el final de la portilla del crampón.
El resto de la bajada no tiene mucha historia, tan solo un resbalón al quitarme los crampones que me lleva deslizándome unos metros hasta una roca más abajo y que tan solo supuso un raspón en una mano. Bueno, tambien una gran pateada pues cuando estaba saliendo del circo me día cuenta de que mi abrigo y mi muda "por si acaso" estaban sobre las taquillas del refugio y no iba a dejarlo ahí. Tuve que volver a bajar y luego volver a subir.
Al final de mi descenso me volví a cruzar con los dos leoneses y los tres jubilados de Madrid, grandes y experimentados montañeros todos ellos y a los que quiero dedicar también mi ascensión pues aquel día solo yo llegó a la cima pero todos lo intentamos. (Los de Madrid iban a la Galana pero el hielo no les dejó continuar)
Subiré las fotos a éste post en un rato, de momento lo publico así.
Besos
JxXx (Juanito)
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