domingo, 23 de agosto de 2015

Vietnam: diario de viaje (XIV)

29/05/2015 19:27 Aeropuerto de Hue

Estamos en el aeropuerto de Hue esperando para coger el avión que nos va a llevar a Hanoi. Estos 2 últimos días han sido... especiales, diferentes al resto del viaje. El mejor resumen es que nos han intentado timar todo el rato, casi todo el mundo y en varias ocasiones lo han conseguido. Tomándonos una cervecita (Huda) tampoco parece tan malo pero ha sido cabreante. Vamos a seguir con la historia donde lo dejamos.

Nos levantamos a la mañana siguiente, desayunamos en el hotel y fuimos a Kimmy a probarme el traje y las camisas. Al salir de allí a unos 20 metros un señor nos ofreció una moto y le preguntamos que cuánto. El hombre nos dijo que 100.000 VND y le dijimos que se la devolveríamos a las 15:00 que bajara el precio. Él preguntó: ¿cuánto? Le dije 60.000 VND y él dijo 70.000 VND y aceptamos.

Le dimos un vistazo a la moto y todo parecía en orden, los intermitentes funcionaban, el cláxon también y había cascos para los 2, así que pagamos los 70.000 VND, (no nos pidió ni el carnet) y nos montamos en la moto. El hombre nos dijo que había 1 litro de gasolina, que lo primero que teníamos que hacer era ir a la gasolinera y nos explicó cómo llegar allí. Al llegar echamos un par de litros y seguimos 500 metros más hasta un parque/cementerio por el que paseamos bajo ese calor infernal (10:00 am = 38ºC)
 
 
 
Después salimos y fuimos en dirección a otra tumba a las afueras de Hoi An que también queríamos ver. Y tras 2 o 3 kilómetros empezamos a sentir que la moto no iba bien, nos paramos y efectivamente teníamos la rueda de atrás floja, así que dimos la vuelta porque habíamos visto una gasolinera. Pero nos tuvimos que bajar de la moto porque la llanta ya estaba tocando el suelo y no queríamos destrozar la rueda. 

Antes de llegar a la gasolinera pasamos por la puerta de un taller cutre y le señalamos al dueño el problema que teníamos. Aunque la idea original era llenar la rueda y llevársela al hombre que nos la alquiló, al ver el taller acabamos diciéndole que lo arreglara. Hubo un malentendido y Gema pensó que le íbamos a pedir que la llenara de aire, pero realmente cambiaron la cámara. Además el del taller no tenía ni puta idea de inglés y avisó a su mujer, que tenía un puesto de guarapa justo al lado y ella se empeñó en que la reparación costaba 150.000 VND. Yo me lié y en vez de pedir que la hincharan cedí porque estaba cabreado como una mona y, convencido de que el de la moto nos la había jugado, pedí que nos la arreglaran.

Mientras la arreglaban pensamos que había que pedir un recibo para llevárselo al de la moto y que pagara él la reparación (¿Verdad que somos tontos?) La mujer decía que no hacía ningún ticket, no sabemos si porque no entendía lo que queríamos o que, pero al final apareció por allí un tipo que hablaba inglés y le explicó al del taller lo que queríamos. Al final nos apuntó en un papelajo lo que había hecho, el precio y firmó. (Debió poner algo así como "a este guiri de mierda le he cobrado 150.000 por arreglarle una rueda porque me ha salido de los cojones")

Cuando terminaron de cambiar la cámara nos fuimos donde el tipo que nos alquiló la moto y nos dijo que no se iba a hacer cargo de nada... Como no queríamos amargarnos el día arrancamos la moto y nos fuimos a la playa de An Banh que estaba como a 5 kilómetros.

Nada más llegar apareció otro tipo que nos decía que no podíamos continuar, que teníamos que dejar la moto allí en su parking, el último antes de que se terminara la carretera. Nos dijo que era 1$ así que, a regañadientes porque siempre había que terminar sacando la cartera, le dimos 100.000 VND (1$ = 25.000 VND). Al traer el cambio Gema se puso a contar y faltaban 20.000 VND; antes de decirle nada al tipo y, viendo que nos habíamos dado cuenta, cogió todos los billetes y añadió los 20.000 que faltaban y que se guardó en la mano por si colaba. Se puso a contar los billetes delante de nosotros y ahora sí salían los 75.000 VND que tenían que salir. ¡Vaya pájaro!

Después de eso nos fuimos a la playa, donde también había chicas ofreciendo que nos sentáramos en sus tumbonas. A todas les dijimos que no y nos fuimos a una zona un poco más alejada de donde estaba todo el mundo.

La playa era preciosa, muy larga y casi sin gente. Decidimos estirar una toalla y quedarnos ahí pero hacía muchísimo calor y no tuvimos más remedio que alquilar un par de tumbonas.. Al final la chica que nos lo alquiló pagó los platos rotos de sus compatriotas y le sacamos dos tumbonas por 1$ con la condición de comprarle algo de bebida, en este caso una cerveza, caliente, por 20.000 VND.

Estuvimos un buen rato en la playa, el agua estaba increíble y me quedé un rato nadando y flotando tranquilamente cerca de la orilla. Nos quedamos un rato más en las tumbonas y después nos fuimos a un chiringuito a quitarnos la sal en su ducha y de paso comer. 
 
Al terminar cogimos la moto y nos fuimos a probarme el traje, devolver la moto y preguntar en el hotel si podían hablar con el conductor que nos iba a llevar a Hue para decirle que ya estábamos listos. 
(Un Gentleman!)
En el hotel me di un baño en la piscina mientras hacíamos tiempo; nos trataron genial y fueron muy amables.
 
Al cabo de una media hora, desde que hablamos con el conductor, éste apareció y nos montamos en el coche en dirección a Hue. El camino al principio fue muy entretenido porque pasado Danang la carretera se mete en una montaña muy bonita llena de vegetación y según vas subiendo se ven unas playas espectaculares debajo. Nosotros creíamos que nos íbamos a meter en el tunel más largo del sudeste asiático, pero el conductor, supongo, prefería no pagar el peaje y meterse por otro puerto de montaña lleno de caminos, eso que se ahorraba.

Así que el camino empezó a hacerse un puto coñazo porque además había partes de la carretera que estaban en obras, había que adelantar camiones, se iban cruzando motos, bicis y gente... y fuimos entre 60 y 80 kilómetros por hora.

En la carretera empezamos a ver puestos que tenían en vitrinas botellas con un líquido amarillo dentro. Al principio pensábamos que sería un licor típico de la zona, pero verlo durante un montón de kilómetros por todas partes nos hizo dudar. Pues bien, resulta que esas botellas eran de gasolina y la gente las pone a las puertas de sus casas para venderlas. No se me ocurre como es posible este mercado clandestino a la vista de todo el mundo.

Al cabo de unas tres horas llegamos a Hue al hotel Moonlight y preguntamos por una habitación. La chica de recepción muy amablemente nos dijo que de las habitaciones baratas no le quedaban, pero que nos ofrecía una mejor, con vistas al río, por el mismo precio (40$) así que aceptamos encantados.

En la misma recepción preguntamos por si tenían alguna excursión para ver el río del perfume y las tumbas. Nos dijeron que sí y que costaban 39$ por persona. Nos pareció caro puesto que en la guía decía que los hay entre 4 y 18$ así que le dijimos que no y bajamos unos metros calle abajo donde habíamos visto una agencia de viajes.

Allí nos ofrecieron montar en un barco por la mañana para ver el río del perfume y visitar dos templos y una pagoda con un almuerzo incluido por 8$. Lo de por la tarde que era ver tumbas, había que pagarlo allí y eran 150.000 VND para ver tres tumbas. También nos dijo que a la vuelta el autobús nos dejaba en la ciudadela para verla por nuestra cuenta. Nos pareció bien, pagamos y nos fuimos de vuelta al hotel para darnos un baño en la piscina y después bajar a tomarnos una cerveza y cenar.
 
 

Vietnam: diario de viaje (XIII)

Voy a resumir muchísimo el día de hoy porque tengo muchísimas fotos y porque ya estoy muy cansado. Hemos desayunado fuerte en el hotel y hemos hecho un día de paseo exhaustivo por la zona centro de Hoi An. Lo hemos visto todo y, siento ser así de sincero, hemos acabado hasta los cojones porque todo el mundo nos ha querido vender algo. Si vienes a Hoi An prepárate porque al turista le "atacan" a cada paso: "tengo agua fría", "entra y mira mi tienda", "te alquilo una moto" o "una bici", "taxi", "compra", "compra", "hola amigo, español? Real Madrid!" (¡Vaya tela!)

Ha habido un momento divertido pues mientras bordaban el nombre de mi madre en un regalo nos han dado una clase de vietnamita a cambio de una clase de español. A este ajetreo y la tensión que vas acumulando uno cuando le atosigan para que compre hay que añadir que hoy ha sido el día más caluroso que hemos pasado en Vietnam. Tengo un reloj con termómetro y me lo he tenido que quitar de la muñeca y lo he atado en la cintura. A las 10 de la mañana ha marcado 38 ºC y durante casi todo el día hemos rondado los 40 ºC, 2 arriba, 2 abajo. Al medio día nos hemos tenido que refugiar en un bar (con WIFI) y hemos comido y bebido algo... y bueno, lo que decía, andar por las calles (cinco o seis) y ver todo lo que se puede ver, que no es poco, y acabar de comprar pijadas y detalles para la familia y amigos. Dejo un puñado de fotos de este día:
 
 
 
 
 
 
 
 

 

 
 
A la que volvíamos al hotel nos hemos pasado por la sastrería y creo que el traje me va a quedar espectacular, además le hemos dado otra clase de español, con papel y boli, a un grupo de dependientas que, estoy seguro, mañana sabrán decir: "hola", "hola qué tal", "Entre, siéntense", "agua", "traje", "por favor", "gracias", "Cómo te llamas", "Adios", "hasta luego" y alguna cosa más. Ha sido entretenido.
 
Las mujeres vietnamitas son súper inteligentes y observadoras y mejor le iría a este país si tuvieran ellas el control y no los hombres, que suelen estar en el bar o de paseo... En fin, que no me quería enrollar y se me va el santo al cielo.

Hemos cenado y dado otro paseo por el centro y nos hemos vuelto pronto al hotel a descansar y escribir un rato. 
 
 
 
 
 
He abierto una cerveza bien fría de la nevera del minibar (que ya está calentorra) y me he quedado a gusto escribiendo y resumiendo todo lo que acabas de leer mientras Gema veía un poco la tele (un programa de TVE, Alaska y Segura creo) y se ha quedado dormida.

A mi cerveza le queda un trago y a lo que escribo, por hoy nada mas, así que un punto y final.