domingo, 9 de agosto de 2015

Vietnam: diario de viaje (IX)

25/05/15 20:50

Debería hacerle una foto al cuaderno para que lo vierais porque la calidad de la carretera era medio buena pero ha habido un momento en el que nos hemos salido a un camino de tierra y he tenido que dejar de escribir porque era imposible. Me he propuesto dedicarle el tiempo que haga falta hasta poner el diario al día, pero antes de continuar quiero adelantar que acabamos de cenar cabra a la brasa con piña en un lugar típico de aquí de Phu Quoc a 500 metros del hotel.

¿Por dónde iba? Ah!, sí, el sitio de la sopa de Hanoi...

Pues eso, que pedí lo único que supe, sopa de pollo (Sup Gá) y fue un desastre y un señor que había allí, comiendo perro y bebiendo con sus colegas, nos ayudó a pedir pollo, arroz y verduras, en principio solo para Gema pero no entendieron mal y trajo para los 3. Les pedimos que se llevaran la sopa con millones de disculpas y con gestos y el hombre vino a sentarse con nosotros. Tenía ya la mirada vidriosa, brindamos, nos dio la mano y conversación en chinglis (o vietninglis que no sé que es peor) y menudas manos tenía de sucias, resulta que el hombre era mecánico de motos. El caso es que hablamos lo que pudimos con él, resulta que era el hermano del dueño del bar y el pobre hombre se resignaba a no salir nunca del país porque a los vietnamitas es difícil que les den el visado, nos decía que quizá aun joven sí se lo daban para salir a estudiar o a conocer el mundo, pero que a un viejo como él no...

(Atención a las uñacas)
Al rato, estábamos casi acabando, vino Jose (le llamamos y estrenamos así nuestra tarjeta SIM) y se fueron él y Oli a su casa mientras nosotros, Gema y yo, nos acercábamos de nuevo a la oficina de One More Destination a por nuestros billetes. Hanoi - Phu Quoc y Phu Quoc - Ho Chi Minh (Saigon) - Danang. Nos ha costado algo más de 9.000.000 VND y de nuevo tengo que decir que se agradecen estas gestiones por alguien que conoce el país, los sitios chulos y las costumbres de la gente.

De lo que siguió este día poco quiero contar, cogimos un taxi, uimos a casa de Jose, perreamos, estuvimos de cháchara, yo escribí un rato, luego nos tomamos una o dos cervezas por allí cerca y luego cenamos en el Mediterráneo y cenamos muy muy bien. Merece la pena hacer una visita a este restaurante. Luego fuimos a un bar donde, creo que esto es habitual, tienes un ordenador y la gente va eligiendo las siguientes canciones, buscando en youtube y otras... Pronto, a eso de la una nos volvimos a casa de Jose. Un detalle curioso es que el bar, a las 12, lo cierran, éste y todos, y cuando sales los bares de alrededor te ofrecen abrirte sus puertas para entres... En fin, éste día ha sido largo y también largo de escribir.

Pero sigo escribiendo... 

Al día siguiente hicimos el macuto y nos fuimos al aeropuerto, resulta que en un botiquín que llevo hay también unas tijeras y al final, tras vaciar el macuto entero, tuve que facturar mi mochila. Si me has estado leyendo ya sabrás que en el aeropuerto junto a la puerta de embarque y luego en el avión justo antes del despegue, estuve escribiendo también un poco. A las dos horas de despegar aterrizamos en Phu Quoc, una pequeña isla al su oeste de Vietnam que es destino habitual de los propios vietnamitas así como de expatriados. Al salir del aeropuerto, una vez recogida mi mochila, alquilamos una moto y conduje, después de muchos años sin coger una moto, hasta Duang Dong, el pueblo/ciudad más grande de la isla. 
Nuestro primer objetivo era encontrar el hotel, uno que habíamos visto en la guía (guía que resulta que no encontramos la noche anterior y que probablemente esté en el hotel de Sapa), bueno, una pensión en realidad. Mientras buscábamos la pensión acabamos con la moto en un atasco en mitad del mercado de la ciudad. Digno de habernos visto, parecíamos de aquí (!Menuda locura!). 

Al final, después de pararnos varias veces y de haber pasado cerca, Gema lo vió y aparcamos en la puerta, preguntamos el precio, 300.000 VND/noche... y nos quedamos pero nos pidieron los pasaportes para entregárselos a la policía para que supiera que estábamos aquí, cosa que no nos hizo mucha gracia, no mola nada entregar el pasaporte a un desconocido en un país como este... pero es lo que hay... luego fuimos a buscar un centro PADI para hacer un poco de buceo al día siguiente. El primero que vimos estaba cerrado a cal y canto pero un poco más adelante vimos otra bandera típica y nos paramos a preguntar. Nos atendió Cristina y organizamos una excursión de dos inmersiones al día siguiente porque por suerte tenía dos huecos para nuestro nivel.

Tras esto decidimos perdernos un poco con la moto por la isla y acabamos en uno de los resorts que hay al noroeste (coco algo, lo buscaré) Anduvimos por la playa, el mar está incluso más caliente que en Cuba, y vimos la puesta de sol (lo que se dejó porque justo había una nube en el horizonte). 
 
 
Luego volvimos a Duan Dong, aparcamos junto al mercado nocturno y nos dimos una vuelta por allí. Era sábado entre las 7 y las 8 de la tarde, y estaba aquello a rebosar de gente y las mesas de las terrazas se estaban empezando a llenar.

Nos sentamos en unas terrazas con buena pinta en la que había lugareños comiendo y todo tenía buen aspecto, la carta tenía traducciones al inglés y fotos y cenamos una ensalada de mando y gambas y unos calamares a la plancha. Todo fresco, sin congelar y sin gilipolleces que ahora hacen en España, y buenísimo. Fue curioso porque varios lugareños nos pidieron hacerse fotos con nosotros, pero claro nosotros éramos casi los únicos extranjeros de todo el mercado, éramos como bichos raros. 
 
 

Tras la cena nos acercamos al malecón y a un templo y también nos saludó mucha gente. Un chico se presentó practicando su escaso inglés, Vinh, muy majete... y más o menos pronto nos fuimos a dormir.

Hoy nos hemos levantado pronto. Esta pensión es cutrecilla pero es muy tranquila, creo que sólo estamos nosotros en esta planta. Creo que hay un bicho en la habitación porque durante la noche he oído ruidos de algo grande, no sé si una rata o un murciélago y no es fácil de describir el ruido que he oído, pero bueno, hemos amanecido enteros y descansados.

Hemos aparcado la moto en el centro de buceo (Flipper Diving Center) y hemos desayunado un poco más abajo, hemos pedido cofee Milk y luego hemos comprado una cosa que llevaba un chico en una bandeja, una especie de gofre con arroz y canela que al principio nos ha parecido muy seco pero que luego nos ha gustado mucho. Estoy cansado y creo que voy a contar mejor los detalles de la inmersión si lo escribo mañana tirado en cualquier playa, que es nuestro plan.

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