viernes, 11 de julio de 2014

Expedición al Matterhorn 2014. CONDICIONES INVERNALES EN JULIO

01/07/2014

Durante la noche ha vuelto a nevar y hay varias nubes retorciéndose violentamente alrededor del Cervino. Estábamos encerrados en la tienda cuando empezamos a oír helicópteros, nos asomamos y vimos a dos helicópteros a la altura de Solvay pero fuera de la nube, a una distancia prudencial, por lo visto los polacos no eran capaces de bajar de allí, cosa que no me extraña, llevo seis meses mirando a diario las web cams que apuntan al cervino y puedo asegurar que tenía más el aspecto de enero o febrero que de julio. Ricardo ya nos había dicho el día anterior que él, en esas condiciones, no tenía la intención ni de intentarlo, la ruta, en condiciones ideales, está catalogada como AD (Algo Difícil) pero ahora mismo el grado, suma de factores como la técnica necesaria, la exposición y las posibles consecuencias de una caída, se acercaba más bien a un MD+ (Muy Difícil superior) o incluso a un ED (Extremadamente Difícil).

Durante la mañana los helicópteros intentaron acercarse varias veces, alguno se metió en la nube pero pensamos que no los consiguieron sacar de allí. 

Después de comer mejoró un poco el tiempo y a pesar de lo que les había pasado a los polacos Borja y yo decidimos escalar un poco para reconocer la vía e, incluso, subir a Solvay si podíamos y lo veíamos factible y de forma segura.

Llegamos al comienzo de la vía y allí seguían  los bastones de los polacos. Sin nieve aquello hubiera sido un paseo emocionante y divertido pero los 20 o 30 cm de nieve que había sobre cada repisa hacían de cada paso algo arriesgado y de un posible resbalón una caída mortal por un tobogán de hielo interminable...

En fin, nos subimos las primeras maromas (cuerdas fijas) y ya la cosa prometía. Crampones obligatorios antes de empezar, pasos comprometidos y trepadas exigentes y expuestas. Cada paso que daba pensaba en dos cosas, en lo difícil que iba a ser dar ese paso a la bajada, seguro que más que a la subida, y en Gema, en las ganas que tenía de volver a verla y en lo que una mi muerte supondría para ella... Suelo evitar conscientemente esta clase de pensamientos negativos pues nublan la mente y no le dejan a uno actuar con seguridad pero la realidad en la que estaba inmerso en ese momento era más fuerte que mi sangre fría... Pero me concentré todo lo que pude en lo que estaba haciendo.

(Y aquí Ricardo nos perdió de vista y ni Borja ni yo llevábamos cámara)

Tras diez minutos y varias trepadas en mixto era consciente de que no iba a ser capaz de mantener ese nivel de concentración, subir subíamos, estoy seguro de que hubiéramos llegado a la cumbre, pero de vez en cuando, al mirar hacia atrás o hacia abajo y ver nuestras huellas dudaba, dudábamos.... ¿Seguimos? - "La vuelta va a ser una locura y no hemos hecho más que empezar." - "Venga, sigamos hasta aquella repisa, a ver si mejora..." - Y así seguimos durante media hora, concentrados en cada movimiento, en cada paso, hasta que llegamos a un sistema de repisas encajonado en un diedro de unos 30 metros de alto. Insisto en que lo hubiéramos subido pero... ¿Hubiéramos podido bajarlo también?

Si la cumbre hubiera estado cerca en ese momento nos hubiéramos atado y la hubiéramos alcanzado pero llevaríamos ascendidos unos 100 metros de los mas de 1000 que tenía la ruta. Nos planteamos atarnos y subir en ensamble y, durante unos cinco segundos lucharon a muerte nuestra ambición y la prudencia... Y ganó la prudencia. 

Y menos mal que ganó la prudencia porque la vuelta me costó, Borja tuvo que ayudarme a destrepar una fisura llena de hielo de unos tres metros de alto que ya me había costado lo mío subir y que yo solo no hubiera sido capaz de bajar, destrepamos las maromas y nos metimos en la tienda exhaustos.


Sólo había pasado una hora y media desde que habíamos salido a reconocer la vía. Hablamos un buen rato sobre lo que habíamos visto y sentido al escalar y al destrepar y sobre cómo pensábamos que iban a evolucionar las condiciones y, cerca del anochecer, sabiendo que hacían falta muchos días, quizá semanas, para que la vía volviera a estar en condiciones, decidimos recogerlo todo y bajar a "nuestro hogar".

Desmontamos el chiringo y bajamos cargados como auténticas mulas hasta la caseta. Llegamos sudando como pollos, empapados por dentro y por fuera así que volvimos a encender la estufa, cenamos y nos tomamos el asunto con humor. Bromeamos un poco sobre lo mal que olíamos y nos echamos unas buenas risas. "¡Joder chicos, " - dije - "Mañana me voy a quitar los gallumbos como cuando quitas el papel a una magdalena!"
No puedo hablar por los demás, sólo por mí, me sentía mal, es difícil de explicar... Cuando me propongo algo en serio hago lo que sea por lograrlo, pocas veces me he propuesto algo en serio y no lo he conseguido, me sobran dedos en una mano, y ésta era la segunda vez que el Cervino me negaba su cumbre. No era una derrota, no me sentía derrotado por el Matterhorn, no, era frustración, desilusión más bien, no sé, había dedicado innumerables horas a planificar el viaje entre otras cosas mirando el histórico meteorológico que indicaba que Julio era le mes con menos precipitaciones del año... En fin, hay sitios a los que preferiría no volver, sitios a los que me gustaría hacerlo y sitios a los que tengo o debo volver. Al Alpamayo tengo que volver con Fran, no sólo porque se lo prometí sino porque lo deseo y al Cervino tengo que volver porque alcanzar su cumbre es una de las cosas que tengo que hacer antes de morir. (Debería formalizar ésta lista)
Y pudiendo haberme dejado consumir por estas sensaciones y haberme amargado en un bucle infinito decidí no hacerlo, trasladé mis pensamientos a mi casa, junto a quien yo más quiero... 

Dormí plácidamente.

1 comentario:

  1. Nosotros subimos en agosto por la Lion y bajamos por la Hornli. Condiciones invernales y mucho riesgo. No repetiría en esas condiciones.
    Saludos

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